No salgo de mi
sorpresa. Llevo una buena temporada consultando el I Ching, el método
sapiencial y oracular chino, y siempre, siempre, repito: SIEMPRE,
parece responder con gran sentido, profundidad, exactitud y tino a lo
que pregunto, a lo que personalmente creo que necesito saber y
aplicar en mi carácter o en la práctica. Considero que soy bastante
escéptica y esta curiosa e inusual coincidencia me tiene pasmada. Se
me queda la boca así a veces con las respuestas
Hay que tener en
cuenta que las referencias al I Ching, el Libro de los Cambios, en
Internet, se suelen encontrar en páginas “esotéricas” donde se
mezclan variadas mancias, la mística y la videncia de mercadillo, y
las mayores y más claras prácticas supersticiosas, para mí sin
valor alguno. Y aunque los 64 hexagramas del I Ching se ponen en
correspondencia, a veces, con algunas cartas del Tarot y con
cuestiones astrológicas, a mí, por la experiencia personal con él,
me parece que está fuera de lugar en esos sitios, de dudoso gusto
estético además, aparte de ser un señuelo engañoso para sacar
pasta a crédulos. Siento, sea esto irracional o no, como si se
mereciese otro marco más digno. También hay que decir , para ser
justa, que hay páginas estupendas, como la del “Abate Soderini”,
donde realizan unas interpretaciones muy interesantes de los
hexagramas, con una perspectiva más cercana a nuestra escala
occidental, y que no tienen que ver con las que he nombrado
anteriormente.